Compra:
Los CARACOLES, aunque los hay de tierra y de mar se clasifican como mariscos.
El caracol de Borgoña es el más apreciado por el color rosado de su carne. También está el de jardín que es gris y pequeño.
Los mariscos son más delicados que los pescados, por esta razón hay que tener especial cuidado al comprarlos. Ha de ser en un lugar confiable, especializado y con equipos adecuados de enfriamiento y personal calificado, que nos garantice la calidad del producto.
Para comprobar la calidad de los mariscos, tenemos que saber que:
Se pueden adquirir vivos, refrigerados o congelados dependiendo de su clase.
Los más aconsejables son los en conserva o congelados si hay garantía de que no ha sido interrumpida la cadena de frío y han sido protegidos del polvo y la manipulación excesiva. Los mejores son los empacados a granel es decir en paquetes pequeños de 1 – 2 libras.
Su olor ha de ser suave a agua de mar, nunca olor penetrante a amoniaco.
Color vivo, brillante no opaco.
Los moluscos vivos de concha la deben tener cerrada o entreabierta no abierta porque esto quiere decir que están muertos. Los congelados, entreabierta no abierta. Ya después de la cocción, se deben abrir, si alguna queda cerrada, desecharla porque está dañada.
Algunos de los moluscos de concha como las ostras se pueden consumir crudos con limón.
Todos los mariscos se pueden llevar a cocción para consumirlos en diferentes preparaciones ya sea empanados, escalfados o salteados en mantequilla o en el medio graso que se prefiera.
Al ir a comprar mariscos congelados se debe tener en cuenta:
- Observar la fecha de vencimiento o caducidad del producto. Escoger la de cumplimiento más lejano. Que la fecha no esté tapada ni repisada es decir que no esté alterada.
- Observar que el empaque y etiquetas estén en perfectas condiciones, no rotos ni en mal estado.
- Escoger los mariscos al final en el supermercado, para no interrumpir “la cadena de frío” de los mismos.
- Revisar que estén bien congelados y que el paquete no tenga escarcha, pues ahí se ve que ya han sido parcialmente descongelados.
Usos:
Los caracoles se lavan con agua, sal y vinagre y se enjuagan varias veces. Luego se hierven por 5 minutos, se retiran del fuego, se refrescan y se sacan de su concha.
Paso a seguir se termina la cocción en un caldo y se preparan como se desee.
Por último se colocan nuevamente en su concha o en conchas de porcelana para su servicio.
Los de mar se preparan en ceviche o escalfados y se acompañan con limón.
Almacenamiento de los CARACOLES:
Los mariscos tan pronto se llegue a su destino final, se deben colocar en el refrigerador o congelador. No se debe permitir su descongelación para congelarlos nuevamente porque se activan las bacterias y pueden causar efectos que dañen la salud.
Los mariscos que ya se han cocinado, se deben dejar enfriar para refrigerarlos. Se deben colocar en recipiente limpio, seco y hermético. Servirlos siempre con utensilio limpio.
Refrigerados crudos, 2 días máximo y dependiendo de su frescura en el momento de la compra. Refrigerados cocidos 4 días, máximo.
Congelados y sin interrumpir el proceso de congelación, 2 meses aproximadamente y dependiendo de la fecha de caducidad o vencimiento.
Conservación de los CARACOLES:
Congelar. Refrigerar.
Duración:
2 meses aprox. 2-4 días aprox.
Nota:
Siempre manipular los mariscos o cualquier alimento, con manos limpias o guantes desechables y los que ya se han cocido, con utensilio limpio.